sábado, 5 de noviembre de 2011

QUERENCIA

Y nada más existió hasta el próximo tren que sería a las veintitrés cuarenta. Volvió a la garita con la bolsa a preparar la siguiente remesa. Al entrar vio como reflejaban la luz de la luna las extendidas sobre la mesa. Sabía que le quedaba más de una hora para preparar el trabajo, por lo que decidió tomar el bocadillo antes de hacer nada. Estaba satisfecho de lo bien que le habían salido hoy, otros días no quedaban tan bien. Con cierto orgullo pensaba lo bien que están cuando la rueda las aplasta.

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