sábado, 24 de noviembre de 2012

YO QUIERO SER FELIZ, PERO TENGO MUCHOS INCONVENIENTES


El otro día, tomando una cerveza con una persona conocida, y hablando de lo divino y lo humano, como siempre, pronuncié una frase, la del inicio, y a mi interlocutora le gustó la expresión.
Me dijo, sabiendo que yo de vez en cuando escribo, que le gustaría que pusiese unas líneas desarrollando la idea. Le dije que lo pensaría y ya veremos.
En el coche, unos días después, escuchando algo de música en conserva que tengo, me volvió a recordar la conversación. La música en cuestión era un poema de Miguel Hernández, “Llegó con tres heridas”, cantado por Serrat.
Pensé, de pasada, al escuchar la letra, que ahí tenía varios de los inconvenientes que me impiden alcanzar ese ideal de felicidad que todos de alguna forma ansiamos.
Por si no se recuerda la letra, la pongo a continuación:
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
El amor, la muerte y la vida son realmente los motores que nos hacen caminar por este mundo hacia un incierto destino. Analizados singularmente cada uno, nos encontramos que a todos, en mayor o menor medida, marcan todas nuestras acciones, son motivo de nuestros miedos y, muchas veces, son los culpables de nuestras alegrías.
Vemos que el poeta, en la construcción de sus versos, le da la misma prioridad e importancia a cada uno de los tres, alterna las posiciones. Llega con tres heridas, la del amor, la de la muerte y la de la vida, y me las participa cuando viene, la de la vida, la del amor y la de la muerte, pero no se da cuenta, y no me observa, porque también con tres heridas yo, la de la vida, la de la muerte y la del amor.
Con esos tres argumentos, y otras muchas piedras más, nos encontramos en el angosto camino, en el que algunos transitan descalzos, otros con alpargatas y los más afortunados con unas buenas botas de caña.