viernes, 14 de octubre de 2011

LA ESPERA

No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, de repente se abrió y apareció ella con el torso ensangrentado. Se ocultó tras los arboles con la tijera todavía en sus manos farfullando, si no me quiere a mi no será para nadie. Le di todo y ahora me viene con esas. Notó que se caía y respiró profundamente. Ya está. Miró su mano izquierda, guardó la tijera en el bolsillo y corrió hacia el autobús que llegaba a la parada.

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