Quisiera ser Federico,
Y otras veces Miguel,
Para escuchar unos versos,
Que me ericen la piel.
Sonatas en la madrugada,
Romances al atardecer,
Eso quiero vida mía,
Para endulzar tu vejez.
Como el poeta adivina,
Los secretos del querer,
Así estaré todo el día,
Añorando ese Babel.
Mediocres actores somos,
En escenario angosto
Bajando siempre telones,
Para terminar la función.
Cuando el vivir se hace triste,
Como tortuosa escalera,
Solo la nueva primavera,
Hace un otoño feliz.
Todo es casi la nada,
Con vida y muerte anunciada,
Alfombra persa hecha a mano,
Encima de punzantes guijarros.
No creas que tú querer,
Siendo el más grande del mundo,
Nos llega para poder ser,
Siempre llenos y profundos.
Personal es el sentir,
Como el aliento de vida,
No se puede pretender
Tener siempre la buena deriva.
Alguna opinión acertada,
Es, a veces, solución,
Pero no siempre adecuada,
En alguna otra situación.
Y como dice un poeta,
Hasta taciturno y callado,
La persona es eminente,
Cuando normal y prudente.
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