sábado, 16 de abril de 2011

METROPOLITANO

Todos apretujados en aquel enorme congelador, hacía un frio espantoso fuera. Pienso que la situación se presta para que cada cual realice los bajos instintos que en otras situaciones no puede. En esta oportunidad los roces son inevitables y casi nadie puede quejarse por las incomodidades. También puede ser rentable para los amigos de lo ajeno y sacar buen fruto. Seguro que a mas de uno le viene bien para su negocio este estrechar y comprimir los espacios pues están mas cerca de los bolsos y carteras. No sé porque pienso estas cosas, menos mal que en unos minutos llega mi parada.

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